No me tengo por una gran cocinera, pero al igual que en otros capítulos de mi vida, podría decir que me muevo entre los fogones de una forma bastante solvente, y cada vez que me he propuesto un reto en este sentido, por lo general, lo he superado con éxito.
Sin embargo las necesidades de mi familia y sobre todo las mías propias hacen que el tipo de cocina que practico sea, por decirlo de algún modo, un tanto peculiar. En primer lugar, ¿cómo no? está el tema del gluten. Esta claro que desde que comencé con la DSG, mi manera de cocinar ha cambiado. Eso ya lo sabéis o en todo caso lo podéis imaginar aquellos que compartís conmigo el tema de la celiaquía. Pero hay más. Por motivos de horario laboral dispongo de muy poco tiempo (y a veces también ganas) para dedicarlo a la cocina. Además, tengo que tener en cuenta los gustos no siempre comprensibles ni fáciles de complacer de los tiquismiquis de mis hijos, que por otra parte están en esa edad en la que se come mucho, muchísimo. Y ya, para acabar, está el tema de los kilos, motivo por el cual me prodigo muy poco con los dulces y mis platos tienden a ser bastante bajos en calorías. No sería justa si no reconociera que en el día a día mi marido, que dispone de bastante más tiempo que yo, cocina tanto como yo misma o incluso más. Digamos que el se encarga del grueso del menú familiar mientras que yo me dedico a mis platos hipocalóricos (ya que entre semana como sola y un menú diferente al de ellos), a los guisos de cazuela que se pueden dejar hechos de un día para otro y a preparar los fines de semana algún plato algo más especial para todo aquel que le apetezca probarlo.
Como es fácil de entender compaginar todos estos aspectos culinarios y que salga una comida sabrosa y apetecible para todos los miembros de la unidad familiar constituye todo un reto. Para intentar superarlo me baso en una serie de principios:
1- Simplicidad en la elaboración. Es una forma estupenda para apreciar propiedades originales de los alimentos.
2- Utilización masiva del microondas para para el asado de verduras y hortalizas (calabacín, berengena, patata, pimiento, etc).
3- Combinación del asado en microondas de las verduras con una pasada por la plancha para dorarlas y eliminar el efecto de "cocción" propio del microondas sin añadir apenas grasa.
4- Preparación con antelación de las partes de los platos que se presten a ellos y montaje en el momento de consumirlo con los elementos previamente cocinados dando el toque final.
5- Utilización y combinación de todos los productos ya cocinados que puedo encontrar en el supermercado: congelados, conservas, caldos (aneto) y demás.
3 comentarios:
UF!!! No me había parado a pensar en todo lo que nos conlleva elaborar uno o varios menús en casa, aunque sean todos sin gluten, muchas veces las necesidades y los gustos hacen que cocinemos de más o tengamos pendiente diferentes tipos de guisos o elaboraciones de platos... ufff!!! visto así, que estresss.
Claro, que finalmente vamos a lo sencillo y poco elaborado, que al cabo de los días, "agotas" las ideas y parece que siempre comemos lo mismo ja,ja,ja, y eso que presumo de que comemos variado y sano, ja,ja,ja,(si que me/nos lleva mucho tiempo pensar, buscar, comprar, elaborar...para en unos minutos desaparezca del plato)
El día que los peques sean más mayores, la cena desaparece de mi casa y que cada uno coma lo que le plazca....ya estoy deseandoloooo
Pues sí marisa. Nosotros comemos y cenamos los 5 a diario en casa. Hay veces que del mismo plato pueden salir hasta 3 versiones diferentes. un auténtico rollo. Es verdad que la hora de la comida puede llegar a ser bastante estrsante.
¡Hola Lina!, entendemos perfectamente tu situación, ya que como conoces en casa somos cuatro y hay casi siempre cuatro menus distintos.
Gracias por comentarnos tu forma de cocinar, ya que siempre es bueno aprender de los demás.
Besotes,
Ana y Víctor.
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