sábado, 6 de abril de 2013

Arroz al horno


Se trata de un plato tan típico de la comunidad valenciana como pueda ser la paella

(Receta sin gluten, para 6 personas)

Ingredientes:

1- Una patata mediana cortada a rodajas finas.
2- Un tomate grande maduro pero no blando (solo utilizaremos 3 rodajas finas).
3- Una cabeza de ajos entera
4- 1 litro y medio de caldo de puchero aneto (por supuesto también vale el de cocido casero).
5- Un paquete  de bacon  y otro de jamón a trocitos.
6- Tres morcillas (yo pongo las oreadas de mercadona, pero vale cualquier tipo siempre y cuando no esté demasiado tierna)
7- 750 g de arroz.
8- Una pizca de colorante alimentario (yo uso el de Hacendado)
9- Un buen puñado de garbanzos congelados, cocidos al natural, o de las sobras del cocido.
10- 5 cucharadas  soperas de aceite


Elaboración:

Es una receta fácil pero hay que tener en cuenta un par de cosas para que el arroz no se empastre: el caldo tiene que estar hirviendo y el horno y la cazuela bien calientes. El tomate tiene mucha agua y por lo tanto solo pondremos las 3 rodajas, ya que si ponemos más cantidad también puede dejar el arroz demasiado blando.

Lo primero que hacemos es encender el horno a 225º C y meter la cazuela en vacío para que se caliente.

A continuación ponemos el caldo a hervir en una olla con el colorante. Bajar el fuego cuando comience a hervir, de lo contrario puede salirse.

Mientras tanto en un sartén honda se pone el aceite y se echa la cabeza de ajos entera, la patata cortada en rodajas finas y las morcillas enteras. Cuando la patata comience a estar dorada (un poco churruscadita) echaremos el bacon y el jamón para que se sofrían tambien.  A continuación añadiremos el arroz y los garbanzos. Este punto es importante para que el arroz coja los sabores. Conviene que esté unos minutos (4 o 5) a fuego no muy fuerte, para que no se queme. Hay quien también sofríe las rodajas de tomate al final, pero yo, para que no se deshaga prefiero ponerlo en crudo.
Cuando todo el sofrito esté listo sacaremos la cazuela del horno y  avocaremos el contenido de la sartén. Incorporaremos el caldo hirviendo y las rodajas de tomate  procurando que todo quede distribuido de forma estética (Ver foto) . La cabeza de ajos va en el centro y alrededor las rodajas de patata y tomate alternando con las morcillas.

Por último hornearemos unos 40 minutos (según la potencia del horno) hasta que el caldo se haya consumido. Puede dejarse reposar 10 15 minutos con el horno ya apagado y, listo para servir...



El desimputador que la desimpute buen desimputador será (o qué bien me viene que mi papá sea el Rey)



Esta semana no tenía pensado dedicar más tiempo a este feo asunto de Nóos, pero las circunstancias mandan. Decía antes de ayer que el propio fiscal anticorrupción de Baleares iba a recurrir al imputación de la infanta Cristina y así ha sido. El juez Castro, por su parte,  ha decidido suspender la declaración de la infanta hasta que la Audiciencia se pronuncie al respecto. Yo ya no sé a qué estamos jugando "un pasito p'alante y un pasito p'atrás". Todo ello con el apoyo explícito del Rey a su hija tras expresar su ¿sorpresa?  por la imputación. Habrá que preguntarse dónde quedó aquello de "la justicia es igual para todos" que su Majestad pronunció en el discurso de Nochebuena de 2011. Parece ser que ahora,  para algunos puede ser más igual que para otros. Resulta una obviedad decir que por muy presunta que sea, la infanta no deja de ser su hija, y hasta  cierto punto entra dentro de lo humanamente comprensible el apoyo del monarca. Sin embargo, lo que sería aceptable y normal en el caso de una familia anómina, no lo es tanto cuando se trata de la familia Real. ¿Por qué? Porque, precisamente por su privilegiada posición y como representantes que son sus miembros de España, al igual que al mujer del César, no solo tienen que ser honrados, sino parecerlo. Yo no digo que la infanta tenga que ser repudiada como hija, pero la ayuda prestada en este caso debería ser estrictamente privada y estaría bien que no se hubiese expresado ninguna opinión respecto de la imputación. Por otra parte,  la tan cacareada Marca España no es por la imputación de la infanta por la que se deteriora, sino por las presuntas actuaciones delictivas del caso Nóos en las que la infanta  puede hallarse involucrada. Que  la imputación siga adelante es la única manera que tiene la infanta de limpiar su nombre si al final resultara inocente. Pero esto de que sea el propio fiscal quién recurra la imputación (oigan, el mundo al revés) resulta como mínimo chocante. De prosperar el recurso, cosa que no tardaremos mucho en saber, nos preguntaríamos si no ha sido todo la representación de un estupendo paripé con un grandísimo elenco de actores: el  juez imputador,  que así salva los muebles, el servil fiscal que recurre y la "prota" la propia infanta todo ello en aras de un final feliz  (la desimputación), y ya, todos a excepción del pueblo llano tan contentos...
Pero es que, además hay una cosa que se llama decoro y vergüenza, por no hablar directamente de honradez  (arcaica palabra, en serio peligro de extinción), fundamentales para mantener el respeto de los ciudadanos y la credibilidad de las instituciones, y lo pongo así en plural, porque son las instituciones de este país llamado España, las que en su conjunto están defraudando a los ciudadanos. Ya no nos creemos a los políticos, no nos creemos a la justicia y no nos creemos a la monarquía. Digo más, aquello en lo que no se cree tampoco se respeta. ¡Viva la república!

miércoles, 3 de abril de 2013

Juez Castro 1, Fiscalía Anticorrupción 0: Un pasito en la dirección correcta


Sin duda es la noticia del día. Al fin el juez Castro ha imputado a la infanta Cristina por el caso Nóos basándose en 14 indicios. Para muchos ha tardado demasiado, ya que lleva apartada de los actos oficiales de la familia Real desde diciembre de 2011.  Por tanto, podría decirse que el señor juez se lo ha estado pensando largo y tendido. Entiendo que haya tardado tanto en tomar la decisión y  creo que a pocos les gustaría encontrarse en la incomoda situación del juez Castro. Como muy bien ha argumentado él mismo, a la vista de los indicios existentes, nadie entendería que no fuese imputada.  También está en juego la propia credibilidad del juez que, en mi modesta opinión y otras muchísimo más doctas, quedaría muy mermada de no haberse producido la imputación. Pero lo importante es que ya ha dado el paso y lo alabo por ello.
Sin embargo no se trata de algo definitivo, ya que se ha hecho contra el criterio de la Fiscalía Anticorrupción,  y ya se sabe también que el propio fiscal Anticorrupción de Baleares, Pedro Horrach, ha decidido recurrir la imputación. 
Con la que le que  está cayendo a la monarquía en este momento (Corinna, las dudas suscitadas por la herencia del Rey, la desintegración de la familia Real, la posible abdicación de la que ya se comienza a hablar con cierta libertad...) y el bajo nivel de popularidad en que está la institución ahora mismo, me parece una medida muy poco inteligente por parte de la fiscalía , incluso  por muy servil que quiera ser a la casa Real. La única salvación de la monarquía como institución es que la imputación de la infanta siga adelante (decida luego lo que decida la justicia) y que se aireen también los demás frentes abiertos que tiene el Rey Juan Carlos I hasta la fecha. Si al final, la fiscalía se sale con la suya y la infanta es desimputada (permitan la expresión), el pueblo español no va a perdonar jamás a la monarquía. En tiempos de bonanza puede que la cosa quedara ahí, pero con la crisis galopante (paro, deshaucios, carestía de la vida y todos los españolitos de a pie pasándolo mal y muy, pero que muy cabreados) el tema puede alcanzar el punto de no retorno. Yo personalmente, llegado el caso  no lo lamentaría. Pero la que avisa no es traidora. ¡viva la república!